jueves, 23 de octubre de 2014

NACIMIENTO DE ASIER EN VALLS

Después de un embarazo formidable el día en que empezaron las contracciones todo estaba preparado para recibir a mi primer bebé. Las primeras se dieron a primera hora de la mañana, eran flojitas pero se repetían cada cinco minutos, después de valorar que eran continuas decidimos hacer el viaje hasta el hospital de Valls tranquilamente,lo habíamos visitado previamente y queríamos dar a luz allí porque trabajan respetando mucho el parto.

Tranquilamente hicimos el viaje, paramos a almorzar, avisamos a la familia y al llegar allí sobre las 11:00h, me pusieron los monitores pero “la cosa todavía estaba muy verde” y las indicaciones fueron que saliéramos a pasear, comiéramos tranquilamente y por la tarde sobre las 16:00h volviéramos para valorar si el parto continuaba  su curso o se había parado y podíamos marchar a casa.
Por tanto, nos fuimos a pasear y me apetecía caminar por la montaña, hacia un día de sol espléndido y tenía ganas de estar al aire libre, pero paseando, paseando… empecé a encontrar espárragos y estuve cogiendo toda emocionada hasta la 13:30h casi, mientras tanto las contracciones continuaban cada cinco minutos pero no eran muy molestas.
Fuimos a comer, todo perfecto y unos postres buenísimos. Al acabar, con la panza llena, nos fuimos al hospital, eran las 16:00h y al volver a ponerme los monitores ya nos dijeron que comenzaba a dilatar y me quedaría ingresada.
Mi marido fue a dejar el coche bien aparcado, a darle de cenar a Enare, nuestra perrita y trajo todo lo necesario para estar conmigo en todo momento y que no le hiciera falta salir para nada.
Cuando todo esto estaba listo, nos instalamos en la sala de partos, con la música que nosotros escogimos, una luz relajante, velitas, las lianas para poder agarrarme, bolsas de calor para paliar el dolor en los riñones y mi marido dándome masajes en la espalda, que más se puede pedir!.
En cuestión de un par o tres de horas las contracciones ya eran importantes y se hacía más difícil de aguantar pero al llegar a los cinco-seis cm de dilatación ya pude entrar en la bañera. Allí las contracciones se pueden aguantar mejor, el agua caliente relaja y el ambiente resultaba muy tranquilo y acogedor. Mi marido iba tirándome agua calienta sobre la barriguita para que no tuviera frio ya que ésta me sobresalía toda del agua.
Al llegar a los 10cm de dilatación salí de la bañera para comenzar a empujar, al salir rompí aguas y después de unas cuantas contracciones a las 3:25h de la madrugada Asier ya estaba con nosotros.No tuve ni un solo punto!
Nada mas salir lo cogí y lo puse sobre mi pecho, dejaron pasar toda la sangre del cordón que estuvo diez minutos latiendo, mientras tanto Asier ya buscaba el pecho solito.
Fue la experiencia más bonita y maravillosa que hemos vivido en nuestra vida, son momentos de mucha intensidad que nadie se debería perder porque no se vuelven a repetir.

Con mucho cariño Paco, Mireia y Asier.

Martes, 25 de marzo de 2014 Hospital Pius, Valls.